Un paquete de galletas, una bolsa de patatas fritas, pasarse con el pan… ¿Por qué siempre nos apetece lo que más engorda?
La sensación de hambre
El apetito es el deseo de ingerir alimentos y está regulado por diferentes estructuras situadas en el cerebro. Estas estructuras forman lo que se denomina centro del apetito, y sus componentes son el centro del hambre y el centro de la saciedad. La sensación de hambre entonces viene dada por la necesidad del ser humano de cubrir sus requerimientos energéticos. Así, nuestro apetito está regulado a través de un mecanismo cerebral que controla el equilibrio nutritivo y el desgaste de energía del cuerpo por eso se suele establecer la relación entre la energía que gastamos en nuestra actividad habitual con la que conseguimos gracias a los alimentos que comemos. Esta regulación que se lleva a cabo en el cerebro, intervienen factores como hormonas, mecanismos del hipotálamo o péptidos. Por eso, si tenemos opción de elegir, nos atraerán más los alimentos ricos en sal, azúcar y grasa, que son los que más favorecen a aumentar el riesgo de sobrepeso y obesidad. El tema de la nutrición y la atracción por cierto tiempo de alimentos es un tema que sigue estudiándose a día de hoy y está muy relacionado con el estado de ánimo, es decir, muy influenciado por las hormonas en el caso de las mujeres. Además, a esto se suma, la atracción a lo prohibido, sabemos que nos hace bien tomar determinados alimentos, porque engordan, porque son malos para la salud, y por eso, podemos pecar pero poco y esto el cerebro lo interpreta como un pecado. La cantidad de grasa y los hidratos de carbono, es lo que impulsa su consumo.
Pasión por el dulce
Otro de los motivos de la atracción y el consumo de dulce es que las consecuencias solo aparecen si se toman en mayor cantidad, más asiduamente pero sobre todo, que los efectos, si aparecen, no aparecen a corto plazo sino que las consecuencias negativas se harán visibles en un futuro así que tampoco nos importa cuando hacemos la acción de pecar más por cierto tipo de alimentos. Una persona que solo come grasa tiene más posibilidades de padecer un trastorno cardiovascular y tenderá a engordar más de la cuenta con el paso del tiempo. Como solemos movilizarnos a corto plazo, sabemos que tomar esa comida tiene el resultado inmediato de quitarnos el hambre. Ese es el principal motivo por el que a la gente le cuesta tanto comer bien. Sabemos que comer hojas verdes con pescado a la plancha es bueno para la salud pero no nos quitan el hambre y no los interpretamos como tan ricos.
Comida y emociones
Además, el factor emocional está muy relacionado con la ingesta de chocolate y dulces, tenemos un desengaño sentimental, un mal día, y nos dedicamos a comer chocolate, helado, galletas… esto se debe a que el chocolate no solo sabe bien, sino que está compuesto de sustancias como la teobromina, que tienen una acción directa sobre el cerebro, a la que las mujeres parecen ser mucho más sensibles que los hombres. Digamos que en el dulce encontramos una fuente de azúcar que nos aporta energía pero que hay que saber controlar. La comida por lo general se usa a veces como respuesta a un estado emocional negativo o positivo como la tristeza, ansiedad, nervios, celebraciones o del propio aburrimiento.
En conclusión, los especialistas afirman que consumir chocolate con moderación tiene fuertes efectos psicológicos ya que ayuda a tener balanceados los neurotransmisores responsables de nuestro estado de ánimo, por eso nos gusta comer chocolate antes o después del periodo menstrual, donde las hormonas están irritables y sensibles.
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